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Los menores, cuando aumentan el consumo de videojuegos y redes sociales, aumentan sus peligros

No cabe la menor duda que, durante estos meses que todos estamos sufriendo por la pandemia del Covid19, el confinamiento y las mejores protecciones higiénicas, nos puede proteger de coger el “bicho”.
Estas medidas, según los expertos que siguen el consumo y estudian situaciones generalizadas, nos informan que estamos doblando o triplicando las comunicaciones a través de la red y con diferentes dispositivos, tanto en casa, como en el trabajo. Y hablamos de los adultos.

Pues esto, es aún mayor el crecimiento entre menores. Y por eso, como persona interesada en la prevención de ambos acosos, el escolar y en la red (Ciberbillying), con más de 5 años dedicados a la prevención para los centros educativos de infantil y primaria, me veo obligado a opinar y recomendar de lo que está ocurriendo en este tema y que, docentes y familias, deben ser parte de la solución.

En estos días, tanto familias como menores, usan los las nuevas tecnologías y de manera habitual y generalmente, poco controlada.
Por lo tanto, si los adultos, no nos controlamos bien… cómo podemos proteger o marcar un buen uso a los menores que están a nuestro cargo? El ejemplo, es la mejor escuela. Por eso, permítanme aportar unas recomendaciones para proteger a sus menores. Seguro que les sonarán.

Recomendaciones

Como ocurre con muchas actividades, el uso de los videojuegos puede ser beneficioso o perjudicial dependiendo de cómo los empleemos. En este sentido se pueden dar algunas recomendaciones.

Controlar el tiempo dedicado a su uso: 

En primer lugar es importante limitar su uso, incluso dedicándole un espacio determinado en el horario del niño (sobre todo durante el confinamiento). Algunos expertos, en situación normalizada, sugieren no dedicar más de tres a cuatro horas a la semana a la práctica de esta actividad. Se le supondría incluyendo el ocio o videojuegos.

No es el caso que estamos viviendo, donde hay tareas y videollamadas con profesorado y de trabajos en la red. el horario es más flexible, según las tareas que lleven a cabo nuestros menores. El tiempo de trabajo ha de superar al del ocio. Recomendaría el tiempo que hemos idicado para situación normalizada el del ocio.

Vigilar el contenido de los videojuegos: 

Sigue siendo muy importante un control adecuado de los contenidos de los juegos. Debemos asegurarnos a la hora de adquirirlos, de que sean los adecuados para la edad del niño. Procuraremos estrenarlos con ellos para asegurarnos de que no contengan ningún peligro.
Potenciar la vida familiar: 

No podemos olvidar que el abuso de los videojuegos puede ser consecuencia de la ausencia de un adecuado clima de vida familiar. Los videojuegos son adoptados por los niños y sobre todo por los adolescentes para llenar un vacío. Los padres pueden ser considerados como elementos distantes y ajenos por parte de ellos. Para evitarlo, podemos empezar participando en los juegos utilizándolos como un aliciente más para fomentar la comunicación y el contacto con los hijos, aunque esto nos lleve un tiempo. 

Este tiempo que dediquemos solamente a estar con nuestros hijos nunca será una pérdida sino todo lo contrario. Por otro lado, nunca debemos considerar por nuestra parte a los videojuegos como un sustituto de la educación familiar y menos emplearlos a modo de niñera.

Finalmente, no debemos olvidar que ante todo hay que mantener una actitud de educación integradora en los niños. Los videojuegos pueden cumplir una misión en una determinada faceta de la educación que se verá completada con otras actividades como el arte, el deporte o la lectura.

Detectar situaciones de alto riesgo:

Los padres deberán estar alertas cuando el niño o la niña presenten un comportamiento no adaptado a un uso correcto de los videojuegos. Entre las posibles anomalías que podemos observar pueden estar las siguientes:

.Uso compulsivo de la videoconsola como por ejemplo, encenderla nada más levantarse, aprovechar cualquier tiempo libre por pequeño que sea para usarla o acudir a ella de forma precipitada cuando acaban otras tareas.

.Aparición de cambios en el comportamiento (impulsividad, violencia) y en el rendimiento escolar.

.Desarrollo de un individualismo exagerado.

.Abandono de otras actividades o aficiones como el deporte, la lectura o las charlas con los amigos reales y no, ciberamigos.

Permanecer hasta altas horas enganchados a videojuegos o chats (Grooming) y la consecuente negación del problema cuando se le pregunta.

Llegados a este punto, y ante la presencia de datos que nos puedan indicar la existencia de un problema serio en relación con los videojuegos, es que los padres y madres, no han hecho bien su trabajo.

Recuerden que estas recomendaciones van para docentes y familias de alumnado de infantil y primaria. La etapa de formación y descubrimiento de muchas cosas y de las que son víctimas de los peligros de su mal uso o de personas externas que contacten con ellos y ellas a través de la red.

A estas edades, necesitan que sus padres y madres, estén cerca de su formación. Los menores tienen el derecho y deber de vivir una infancia feliz y eso, depende de su entorno.

Si no tienen mínimos conocimientos del uso de la navegación en la red o bien, de los peligros de los videojuegos, consulten con tutores o docentes de su centro escolar. Cada vez más, están preparados y preparadas para ayudar a familias y al alumnado.

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